La Loja: Una tienda llena de casi todo y de sorpresas
Loja es el término que abarca a las tiendas que venden comida y otras muchas cosas. Suelen ser tiendas pequeñas que suministran al barrio “casi” todo lo que necesita.

No son sólo tiendas de comestibles, como he escrito antes. Te puedes encontrar casi de todo. Abarcan desde ropa, fundamentalmente para mujer y niños, pasando por ropa íntima, hasta la escobilla para el servicio y los cepillos de dientes en cantidades industriales. Todo bastante revuelto dentro de que cada cosa tiene su “sección” aunque, de vez en cuando, hacen una recolocación de productos. Puedes encontrar zapatillas, chanclas, utensilios de cocina, tupper, vajillas, las famosas pastillas de jabón para “batir” (lavar) la ropa a mano… Pero eso no es todo, te puedes encontrar un colchón, neveras, televisiones…. y luego tus estanterías con las cosas de comer.

En cuanto a los comestibles, casi todo es importado desde Portugal. También encuentras algunas cosas españolas de la cadena Vivó y la marca barata de El Corte Inglés, Aliada. Ves una cierta influencia americana, debido a la gran colonia de inmigrantes que existe allí. Por ejemplo, casi todos tienen mantequilla de cacahuete y crema de cacahuete para untar. Muchos picantes también vienen de allí.
Se nota que no todo se importa regularmente, pues cuando algo se acaba tardas en verlo o incluso desaparece de las estanterías. Sólo las cosas de mucha rotación están fijas. También creo que van haciendo una selección de productos que se venden: lo que se queda atrasado no se vuelve a traer.
Hay aceite de oliva portugués, que era una cosa que yo pensaba que iba a echar en falta y, además, a precio muy asequible. Curiosamente, encuentras con frecuencia aceite de coco.
Fresco, solamente venden frutas y verduras. Aquí la variedad sí es limitada y no siempre tienen de todo. Fundamentalmente, tienes patatas, tomates, ajos y, a veces, pimientos y zanahorias. De frutas, normalmente sólo tienen manzanas y naranjas. Se vende mucho unas manzanas muy pequeñas.
Si pasamos al tema de congelados, se vende fundamentalmente pollo y todos su derivados: hasta las hamburguesas siempre son de pollo. Lo que ya no se sabe es si ha conservado la cadena de frío, pues viene en camiones normales y tardan más o menos una hora y media desde que cargan en San Felipe hasta que descargan en los frigoríficos de la Loja. “Hasta ahora no hay noticias de que alguien haya sufrido consecuencias por la rotura de la cadena de frío” (lease en tono irónico). También puedes encontrar palitos de surimi, para mi gusto no muy buenos, pero te quitas el mono.
Es un buen ejercicio rebuscar siempre un poco, pues puedes encontrar grandes sorpresas. El otro día, por ejemplo, encontré un excelente queso gouda de Holanda y, también, una mantequilla excelente. Lo normal es encontrar el queso propio de aquí, que es un queso blanco de cabra, bueno pero sin más pretensiones. Aunque, muchas veces, es más fácil comprarlo en la calle a las vendedoras.
También se ven cosas que no estamos acostumbrados. Se vende al mismo precio las latas de caballa, atún o melva. Están hechas por Frescomar, del grupo Ubago y, como aquí gusta el picante, todas las latas lleva su guindilla, para darles el toque picante.
La leche fundamentalmente es en polvo. Hay botes de hasta cinco kilos. La leche de vaca no la tienen todos y es carilla: a 120 escv (un euro, más o menos). El otro día me ofrecieron un litro y medio de leche de vaca en su botella de plástico correspondiente. No me pude resistir y recordar mi infancia en El Espinar. El rito de cocer la leche, sacar la nata para comerla con azúcar, rebajarla un poco con agua para que no supiera tanto… Es raro encontrarla en las lojas, pues la suelen vender las mujeres en las calles.
La sal y el azúcar merecen un capítulo aparte, pues son sin refinar. Con la sal hay que tener cuidado y una pizca debe ser una pizca, pues sala cantidad. El azúcar, debes gastar un buen tiempo en remover para que se disuelva y también endulza un montón. Lo que tiene una gran ventaja, ahorras mucho en sal y azúcar. Un poco basta. A mí me viene muy bien, pues ambas cosas no debo probarlas.
Se nota que las familias están acostumbradas a hacerse sus propios dulces y las tiendas están bastante surtidas de productos de repostería. En todo Mosteiros no hay una panadería ni pastelería. Hacen unos bizcochos, aquí se llaman «bolo», muy buenos.
Otro apartado curioso es que casi todas tienen una nevera para vender las bebidas “muy frías” pues es costumbre ponerse a beber a la puerta de la Loja. Incluso, algunas, tienen mesas dentro con sus respectivas sillas. Algunas también, al mediodía, hacen pollo a la barbacoa para acompañar la cervecita. Noventa céntimos de eurito el contramuslo de pollo.
Hechas en falta el surtido de especias que estamos acostumbrados en España. Ves curry, comino, canela en polvo, laurel y poco más. Es muy popular un compuesto de varias especias que usan para adobar la carne y el pescado. Por eso se llama: «Adobo Goya”.

También está presente Knorr con sus pastillas de caldo. La simple mostaza es difícil de encontrar, sólo encuentras mayonesa y ketchup, que te las colocan en todos los restaurantes junto con una botellita de Coca-Cola o agua mineral pequeña, que contiene un picante llamado «malagueta»: pura guindilla picante con un poco de whisky y aceite. El whisky normalmente se reemplaza por cerveza, que es más baratita o, simplemente, aceite y un poco de vinagre.

Hay marcas conocidas pero que rebajan la calidad del producto para abaratarlo y poder venderlo. Ejemplo claro: las galletas “Príncipe”.
Una mención aparte merece el café. La isla de Fogo es productora de café. Se bebe bastante, incluso los niños. El auténtico café se compra en grano y sin tostar. Son las mujeres las encargadas de tostarlo y molerlo. Se prepara como en España hemos conocido como «café de puchero».
En los bares, si pides café, te ponen un termo para que te pongas todo el que quieras, mínimo dos tazas grandes. También está disponible tu tacita de café en caso de que no quieras mucho. Lo suelen tomar solo y sin azúcar. Yo estoy en la fase de acostumbrarme a ello. Es bastante suave y no es muy difícil hacerse con él.
Eso sí, no busques “delicatessen”, porque no las vas a encontrar. Tienen lo que venden está al alcance del poder adquisitivo de los nativos, por eso la Loja no es muy grande, pero tiene todo lo que los nativos necesitan y a lo que los no nativos tenemos que acostumbrarnos.
Es un buen ejercicio recorrer varias de vez en cuando, por si aparece algo nuevo.
La cesta de la compra no es barata, queda gravada por la importación y porque cargan un pequeño plus por el transporte de San Felipe a Mosteiros. Hay cosas que es rentable ir a comprar a San Felipe. Esta diferencia de precios se nota más cuando hay escasez de algo. Eso ocurrió hace unos días con el pollo. Hay cosas incluso más caras que en España. La gran mayoría de productos rondan precios españoles.
Como siempre, esto se refiere a Mosteiros y las Lojas en las que suelo comprar que, al estar en el centro, igual pago algo más.
No esperes una lista detallada de la compra que has adquirido, ni tan siquiera un simple ticket de compra. Dejas la compra encima de la mesa del cobrador. Toma la calculadora y suma. Te dice el coste de la compra, pagas y a otra cosa.
Como habréis deducido, no hay cadenas de alimentación. Hay lojas más o menos grandes, pero no cadenas de supermercados.
Nota: Creo que este escrito me ha salido un poco revuelto. Será por que se parece a una LOJA…
cada día me gusta más la sencillez de esa vida. Con lo que cuentas te haces muy buena idea de como es la vida cotidiana. Besos hermano
Artículo entretenido e interesante para conocer aspectos de la vida cotidiana caboverdiana, eso que le pasa desapercibido al turista típico y que oara mí tiene gran interés.
Gracias Rafa, muy chulo.
Que curioso «rastro «.cuantas ganas de ir . Nuevamente deseando probar el café .
Un abrazo